domingo, 26 de enero de 2014
09:42
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Chile espera con ansiedad el fallo que dictará mañana la Corte Internacional de Justicia de Naciones Unidas (CIJ), con sede en La Haya, seis años después de que Perú presentara una demanda por el límite marítimo entre ambos países en el Océano Pacífico. Hay sensaciones contradictorias sobre el resultado, pero que anticipan que el tema quizá se convierta en un disgusto para el gobierno que iniciará Michelle Bachelet.
Perú afirma que esta frontera marítima no está aún delimitada y reclama unos 37.900 kilómetros cuadrados que Chile considera soberanos, en un triángulo que va desde la costa hasta las 200 millas marinas, incluido el mar territorial. A esto se suman otros 28 mil kilómetros cuadrados de un "triángulo exterior" que Chile considera alta mar, según detalla Clarín.
Ambos países, que anticiparon que respetarán el fallo, reforzaron la seguridad en su frontera común, movilizaron tropas y enviaron delegaciones de Cancillería e Interior a las ciudades de Arica (Chile) y Tacna (Perú). Pero ayer reinaba la calma en ambas capitales fronterizas, que comercian más de cuatro mil millones de dólares al año y viven con un intenso tránsito de personas, peruanos que realizan trabajos temporarios y chilenos en busca de atención de salud.
En la zona en disputa operan cuatro grandes grupos económicos y algunas pesqueras pequeñas que explotan la anchoveta, un tipo de anchoa con la que se fabrica harina de pescado. "Pero la anchoveta es un detalle”, subraya el analista internacional Raul Sohr. "Son montos de negocio de 120 a 150 millones de dólares", dice, contrastando con los "más de 600 millones de dólares de ganancia" que obtuvieron las empresas chilenas en Perú en 2012. Las principales son pesos pesados del comercio minorista con tarjetas de crédito propias como Cencosud (Jumbo, Easy) o Falabella, los servicios financieros, los shoppings o las inmobiliarias.
El clima de negocios entre Chile y Perú es excepcionalmente bueno gracias a una política que los peruanos bautizaron como "de cuerdas separadas”: se privilegiaron los lazos comerciales por sobre la política. Los dos países integran una promisoria alianza del pacífico que incluye a México y Colombia.
En su demanda presentada en enero de 2008 bajo el gobierno de Alan García, Perú alega que el límite en el mar debe pasar por una línea equidistante que parta de la costa hacia el sur. Para Perú, el límite terrestre es el llamado Punto de la Concordia, sobre la costa, según el Tratado de Lima de 1929. Los tratados de 1952 y 1954, dice Perú, fueron simples acuerdos pesqueros, y en eso insiste al menos desde mayo de 1986, cuando presentó un reclamo conocido como "memorándum Bakula”.
El proceso culminó con la demanda ante la CIJ, con una expectativa chilena que fue de más a menos.
"Chile comenzó considerando que la demanda no tenía asidero, pero la narrativa de decir que tenemos el derecho de nuestro lado fue cambiando", explica Sohr a Clarín.
Para Chile, que defiende los tratados firmados en 1952 y 1954, la marca que vale es el Hito N°1, ubicado en el paralelo 18°21’03" y que sale desde 264,5 metros tierra adentro, trazando una línea recta sobre el mar. Según Santiago, este límite figura en la jurisprudencia desde hace seis décadas y Lima lo reconoce de hecho desde entonces.
Representantes de dos democracias sólidas, tanto el presidente chileno Sebastián Piñera como el peruano Ollanta Humala aseguraron su respeto al fallo sea cual fuere. Chile y Perú suscribieron el Pacto de Bogotá en 1948, con los que ambos países admiten la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia.
La resolución de este conflicto será de vital importancia también para Bolivia. El país del altiplano reclama a Chile negociar una salida soberana al mar y presentó también una demanda contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya en abril de 2013.
La eventual demarcación de un nuevo límite marítimo chileno-peruano podría afectar sus aspiraciones, por eso el gobierno de Evo Morales envió un representante a la audiencia de mañana lunes en Holanda.