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Testículos al plato, lo fuerte de un festival gastronómico en Serbia

El festival es una competición culinaria pero ante todo fue concebido por su fundador, Ljubomir Erovic, como una forma de acabar con los prejuicios a Serbia.
miércoles, 11 de septiembre de 2013 15:50
miércoles, 11 de septiembre de 2013 15:50
Aromas y sabores sazonados con una pizca de humor son la receta de los participantes en un festival de cocina serbio que promueve los testículos de animales, especialidad gastronómica que figuraba antaño en el menú de monarcas y estadistas.

El humo que sale de las barbacoas y de las marmitas guía a los visitantes por la carretera, estrecha y sinuosa, que conduce a Lunjevica, un pueblo situado en Serbia central, que celebra la décima edición de este mundial oficioso de cocina de criadillas. En un prado se erigen unos veinte tenderetes donde los equipos participantes preparan con apasionada aplicación sus platos.
 
"En nuestra región, los testículos se han cocinado siempre: nuestros padres los preparaban y antes nuestros abuelos", explica Dragan Todorovic, un granjero de la región de Lunjevica.
Este año, los equipos, y entre ellos por primera vez uno de mujeres, cocinan guisos de criadillas de distintos machos: carneros, terneros, toros, asnos o caballos.
 
El aire está impregnado de aromas de especias, con un fondo sonoro de música rock, mientras los competidores se disponen a añadir el ingrediente principal a sus platos. Según algunos, es mejor cortar las turmas en trocitos y ponerlos en vino media hora para obtener una buena consistencia.
Todos los años, un millar de personas, muchas llegadas del extranjero, asisten a este festival, el doble del número de habitantes de Lunjevica.
 
"Es una locura total, quería venir como fuera", cuenta el alemán André Niediek, chef en un restaurante de la ciudad alemana de Colonia, mientras mezcla en una marmita su guiso de testículos de toro.
El secreto para preparar un buen plato de criadillas es, según él, dedicarle tiempo.
"Por lo menos dos horas y media. Las especias y las hierbas aromáticas necesitan tiempo para combinarse y darle al plato un toque redondo", explica.
 
Deseosos de convencer a los visitantes de las propiedades de sus platos, los participantes aseguran unánimes que estimulan la libido de los hombres porque rebosan de la testosterona original de los genitales.
 
"Pero, ¡ojo! que se han de cortar en diagonal para que no pierdan su efecto afrodisíaco", advierte Zdravko Djuric, llegado del norte de Serbia.
Zoran Jeftic, de Belgrado, se acercó por curiosidad. "El gusto recuerda al pollo", concluye tras probar uno de los guisos.
 
El festival es una competición culinaria pero ante todo fue concebido por su fundador, Ljubomir Erovic, como una forma de acabar con los prejuicios respecto a Serbia desde las guerras de los años noventa en los Balcanes y presentar su país de manera divertida.
 
El humor está omnipresente. Empezando por el cartel del festival, un dibujo que inmortaliza a un chef cocinando sus propios genitales en un puchero hirviendo. Y los innumerables chistes y juegos de palabras que comprenden todos los sinónimos posibles del órgano protagonista de la manifestación.
 
"Los franceses alardean del Tour de France, y nosotros de bolas", bromea Dragan Todorovic mientras corta en rodajitas los testículos de caballo que presentará al jurado una vez cocinadas.
Ljubomir Erovic, autor del libro de recetas "Cooking with balls" (Cocinar con cojones), asegura que personajes históricos como el príncipe serbio Milos (siglo XIX) o Josip Broz Tito, jefe de la Yugoslavia comunista, adoraban estos manjares refinados.
 
La presidenta del jurado, la cineasta estadounidense Anna Wexler, es la única mujer en el panel de cuatro jueces. Desde su primera visita en 2009, viaja todos los años desde Boston, donde reside, para asistir al festival. "Todos los años, hago este viaje para juzgar criadillas", dice burlona.
 
Una vez anunciado el ganador, en un ambiente cordial, vencedor y perdedores degustan juntos un cóctel en el que un testículo de cordero asado sustituye a la tradicional aceituna. Aromas y sabores sazonados con una pizca de humor son la receta de los participantes en un festival de cocina serbio que promueve los testículos de animales, especialidad gastronómica que figuraba antaño en el menú de monarcas y estadistas.

 

Fuente: AFP

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