Historia

Dar amor a los bebés y recibir su amor: cuando la solidaridad moviliza a los adolescentes

Un grupo de chicos participa, desde hace unos años, en un proyecto solidario en Casa Cuna. Allí los adolescentes preparan las donaciones para los bebés pero también van para ayudar con el cuidado de ellos.
lunes, 13 de noviembre de 2023 13:23
lunes, 13 de noviembre de 2023 13:23

Das amor y recibís amor. Las palabras se repitieron una y otra vez en un grupo de alumnos de la escuela Secundaria Pellegrini que decidió dar un paso muy importante en su vida. Los chicos de 14 a 18 años forman parte de Abracitos del Alma, un proyecto que nació hace 10 años con el objetivo de extender sus manos para colaborar con los bebés de Casa Cuna.

"Todo comenzó con la inquietud de uno de los chicos para ayudar a un merendero. Fue la primera experiencia extraáulica con el tema de solidaridad. Esto fue creciendo y se buscaron nuevas propuestas", comenzó explicando la profesora Marcela Leiva a Diario La Provincia SJ, quien agregó: "A partir de esto se pensó que el proyecto tuviera otra dinámica y se planteó la solidaridad como un aprendizaje de servicio. Se buscó que el alumno reconozca necesidades, las analices, cree propuestas de trabajo y desde ahí ver cómo se pueden solucionar".

Esta temática es muy utilizada como una colaboración dinámica con la Educación Emocional. Su principal característica es que quienes participen sea de forma voluntaria y activa. De esa manera el equipo va valorando para ver si las decisiones que se toman están bien o hay que hacer ajustes. "A esa etapa activa y voluntaria se le suma la etapa colaborativa que es cuando busco las herramientas y estrategias para poder llegar a posibles soluciones pensadas o ideadas. Al principio fue un aprendizaje en todo sentido", agregó la docente de Inglés. 

Para ello el diálogo es fundamental y la primera charla que marcó un antes y un después fue cuando el grupo de alumnos recibió a Beba de Bustos que estaba a cargo de Cuvhoni hace unos años. Por aquel entonces se hizo un encuentro en el que podía participar todo el que quisiera y gracias a sus palabras, hubo un fuerte impulso. Hoy el grupo alcanza a 16 chicos de todas las edades. 

DAR AMOR PARA RECIBIR AMOR

Con los ojos brillantes expresando la alegría y emoción por lo que viven, los alumnos aseguraron que esta iniciativa les permitió conocer un mundo nuevo que los aleja un rato de la monotonía del celular y los hace ver a la sociedad con otros ojos. "Estamos en una sociedad con muchas dificultades no sólo económicas sino sociales y culturales", expresó Guadalupe Carrizo (16) quien agregó: "Con esto de la alcancía no pedimos un monto elevado porque lo mínimo hace mucho. Cada acción de nosotros como llevar juguetes y ropa, y hacer lo que podamos, colabora a dar una pequeña felicidad a los niños. Como parte de la sociedad llamamos a la sociedad a colaborar".

La joven se sumó a esta iniciativa en el 2022 como la mayoría de los chicos que hoy está en el equipo. La primera experiencia que tuvieron muchos de ellos fue haciendo un árbol de Navidad para regalar al área de NEO del Hospital Rawson. Como allí no pudieron ingresar por el estado delicado de los internados, Casa Cuna les abrió las puertas e ingresaron a un mundo mágico donde la solidaridad y el amor son los verdaderos protagonistas.

"Sentí mucha emoción y algo nuevo. Nunca tuve este tipo de contacto y fue una experiencia muy linda, mucho amor, mucha paz poder cuidarlos", agregó subrayando: "Cuando le damos amor, se nota que lo necesitan y nos reciben con ese mismo aprecio. No es sólo la motivación del compañero sino cuando uno va se siente encantado con los niños".

El mismo sentimiento comparte Macarena Maldonado (17), quien lleva un poco más de años en este camino y siente mucha pasión por lo que hace por los más chicos. Su participación en el proyecto se dio en el 2019 y hasta el día de la fecha nunca dejó de aportar su "grano de arena". Incluso motiva a sus compañeros a sumarse a esta iniciativa. "Es algo fuera de la escuela con un proyecto diferente no sólo con el cuaderno y pizarrón. Una vez que vamos nos encariñamos porque nos transmiten amor. Cuando yo empecé éramos 5 alumnos y ahora somos 16. Cuidamos a los bebés por turnos", destacó.

Los adolescentes tienen varios roles desde cuidarlos cuando están en la Casa hasta juntar ropa, lavarla, plancharla, desinfectarla y guardala para donar. Además arreglan cunas y reparan juguetes. Pero lo más intenso para ellos es cuando tienen en brazos a los bebés y les tienen que dar la leche. "Me dan mucha paz y amor. Me gustaría seguir cuando salga de la escuela porque me gusta ayudar a los demás, es transmitir amor a otra persona", destacó.

Una de las personas que se vio "contagiada" con este espirito solidario es Yanela Leyton (16) quien se incorporó al equipo en el 2021 por invitación de Macarena. "Es muy lindo porque nunca estuve en un proyecto así. Me lo propuso Macarena, también hablé con la profesora Marcela Leiva. Nos contaba que si nos nacía del corazón incorporarnos teníamos que hacerlo. Fue muy emotivo, primero no caía porque nunca había ido", confesó.

Florencia Cano (17) definió lo que vive como alumna voluntaria de Casa Cuna como algo "muy especial". "Me encantan los bebés y estar con ellos es algo que me hace muy feliz y me llena de paz. Es algo muy lindo porque ellos necesitan amor y se que yo se los puedo dar", subrayó aclarando que a ella no le "costó ingresar". "En cuanto entré vi los bebés que necesitaban amor, dije 'necesito seguir viniendo a dar el amor que necesitan'. Eso me da felicidad porque es algo mutuo que ellos me dan también a mi", explicó. 

Pero esta iniciativa no es algo ajeno a lo que vive la familia de cada uno de ellos. Es que los padres los apoyan 100% e incluso se comprometen a colaborar. Algunos ayudan con la limpieza de la ropa donada y otros incluso hacen juguetes o ropita para regalarle a los bebés. "Mi mamá tejió zapatitos y fue también a Casa Cuna. Ella cada vez me da más cosas para que lleve", confesó Florencia.

Pero no son sólo mujeres las que participan. También hay alumnos que aceptaron el desafío y hoy buscan generar más adhesiones de los chicos de la escuela. Mariano Ortiz (18) participa desde el 2022 y decidió incorporarse al proyecto para ver si le gustaba. La respuesta vino al minuto de ingresar a la vivienda de Casa Cuna. "La primera vez fue muy lindo, una experiencia muy buena para mi. Conocí a los chicos y el amor que recibo de ellos es enorme, no tiene palabras", expresó con los ojos llenos de emoción. 

"Este año ayudamos a dar la leche a los bebés. A mi se me dio la ocasión de darle a una bebé de un mes. Fue una impresión muy grande porque fue la primera vez que tomaba una bebé tan chiquita. Le diría a los otros chicos que conocieran la nueva experiencia como la conocía yo y que si les gusta que sigan. Todo depende del corazón de cada chico", agregó. 

Por su parte, Benjamin Costa (17) también empezó en el 2022 con el objetivo de "ingresar para ver qué se sentía y es algo muy lindo". "Los chicos que fueron antes nos contaron lo lindo que era. No nos molesta participar, con tal de ayudar todo se puede hacer. Cuando fuimos, los teníamos abrazados. Ellos nos transmiten mucho amor", apuntó. 

El proyecto Abracitos del Alma no tiene fin y el objetivo es que continúe de forma indefinida. Son los alumnos los que lo mantienen activo y seguirá en el 2024. Sandra Amarfil es otra de las profesoras comprometida en este proyecto y destacó lo que significa para ella como docente ver a los chicos con su perfil solidario. "Es hermoso. Lo que a ellos les ha impactado fue el contacto con los chicos. Llegaron y los chicos al verlos llorar pedían permiso si podían tenerlo en brazos", explicó la profesora.

La directora de la escuela, Ivana Royon, destacó que el objetivo es ayudar al prójimo e inculcar los valores para tener un rol activo en la sociedad. "Ayudar y ver lo que causas en el otro, es muy fuerte. Un granito de arena quizás no define todo pero cómo ayuda. Es el granito de mostaza que siempre hablamos", destacó.

Finalmente subrayó que esto es para los chicos un abrir los ojos ante esas otras cosas que ocurren en la sociedad y que a veces el común de la gente pasa por alto. "Es muy lindo que sea un proyecto solidario que es lo que queremos transmitir a los chicos. Queremos formarlos en valores, como personas, como parte de una comunidad donde hay muchas necesidades. La juventud con el vigor y lo rápido con lo que enfrentan todas las cosas no lo ven. Esto es un parate para ver el dolor y la necesidad y poder ayudar", finalizó.

 

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