Enseñan, protegen, alientan el espíritu crítico, fomentan los lazos sociales y cumplen un rol fundamental en la vida de sus alumnos. Desde la educación inicial hasta la universitaria, los docentes dejan una marca indeleble en la historia de cada uno de sus estudiantes.
A esto se complementa el amor, la paciencia y las ganas de ayudar para que sus alumnos sean grandes profesionales en el futuro. Omar Dias y Fernanda Aciar son dos docentes sanjuaninos que desempeñan su profesión en Iglesia, cada uno con distintos desafíos, pero con un mismo objetivo: el amor por enseñar.
Omar Dias (28) es profesor de Educación Primaria y hace 6 años que se dedica a la docencia. El joven tuvo que viajar a San José de Jáchal para estudiar, luego se recibió y regresó a Iglesia. Actualmente enseña en la escuela Manuel Alberti, una escuela de jornada completa, en la que dicta clases para primero y segundo grado y tiene 15 alumnos. Son 85 los niños que van a la escuela y la directora del establecimiento es Celina Diamante.
“Me apasiona mi profesión, encuentro mucha satisfacción en los logros de los estudiantes que acompaño, es un trabajo que desarrollo con gran compromiso diariamente”, indicó Omar a Diario La Provincia SJ.
El docente remarcó que las clases comienzan a las 8.30 y salen a las 16.30. “En una escuela que recibe a estudiantes con distintas realidades, los docentes asumimos el compromiso no solamente de enseñar desde lo pedagógico, sino pensando en el bienestar de los alumnos”, subrayó el joven.
Destacó que uno de los grandes desafíos que tuvo como docente fue la pandemia, una etapa en la que tuvieron que reinventarse para que el alumno siga teniendo el derecho a la educación. Sin embargo, esto no fue un impedimento ya que buscaban todos los canales posibles para que los niños tuvieran el material de estudio.
“Más allá de estar alejados de la ciudad San Juan, nosotros contamos con el potencial para demostrar el gran trabajo que realizamos en área frontera, en los departamentos alejados. Nosotros asumimos el desafío constante de querer superarnos y seguir creciendo”, describió Omar.
Cada estudiante cuenta con una realidad distinta, algunos tienen acceso a los recursos tecnológicos, pero hay otros que no tienen las mismas posibilidades. “En Iglesia contamos con internet, pero no todas las personas tienen acceso a un celular, tablet o computadora”, sostuvo.
Además, reflejó su amor a la profesión, y junto al equipo de docentes de la escuela están atentos a cada una de las realidades de los chicos.
Actualmente, la meta de Omar es poder recibirse como licenciado en Ciencias de la Educación, una carrera que inició por el deseo de seguir sumando conocimiento que contribuya a su querido Iglesia.
“Tengo muchas ganas de seguir viviendo en mi tierra y poder dar lo mejor para que las cosas sigan mejorando”, enfatizó.
Sus padres, Ariel y Silvia, son los pilares en la vida de Omar, el joven resaltó que gracias a ellos logró culminar su carrera. También, tiene dos hermanos, Lucas y Rocío y tres sobrinas.
Por otro lado, Fernanda Aciar (45) dedicó toda su vida a la docencia en el nivel inicial y secundario. Estudió en San José de Jáchal y luego, estudió la licenciatura en Ciencias de la Educación. Hace 20 años que vive en Iglesia, y formó su familia en el departamento.
“Ser docentes en zona rural es algo gratificante para la formación personal, sentís que colaboras mucho. Teniendo en cuenta que en la mañana uno es docente y en la tarde es vecino, amigo, conocido”, comentó Fernanda.
La docente sostuvo que uno de los inconvenientes que padecen es el tema de la conectividad y la falta de acceso a dispositivos tecnológicos. Sin embargo, durante la pandemia buscaron todos los medios posibles para no perder el contacto con los chicos y con todos los protocolos presentes, imprimían las guías y las llevaban hasta sus casas.
Fernanda trabajó en distintas escuelas entre ellas: Dalmacio Vélez Sarsfield, Antártida Argentina y Juan José de Vertiz. Actualmente trabaja en el Bachillerato Columna Cabot, Escuela Secundaria Ricardo Güiraldes y en la Secundaria 17 de agosto.
“En nuestros niños se refleja el amor y el respeto al docente, hay padres que están muy preocupados por la educación de sus hijos y siempre se acercan. Tenemos chicos muy buenos, sanos y nos buscan de confidentes”, sumó. Y agregó que “en esta zona uno es docente, psicólogo, asistente social, siempre estamos pendientes a las necesidades de los alumnos en general. Desde lo que es una necesidad de vestimenta, entre otras”.
Ella es oriunda de la zona de Las Flores, y trabaja en 3 escuelas, ubicadas en: Villa Iglesia, Tudcum y en las Flores. Desde su casa hasta Tudcum tiene alrededor de 60 kilómetros de viaje. “No hay un medio de transporte, tenemos que buscar nuestro medio, debemos tener el auto en condiciones y los costos”, resaltó.
La docente subrayó que ama su profesión y no dudaría en seguir eligiendo esta profesión. “Es muy valioso ver el crecimiento de los chicos, el vínculo que uno logra con los chicos es lo más gratificante de todo”.
Fernanda remarcó que tiene una familia que la apoya y motiva diariamente. “Tengo un marido que vale oro y dos hijos que comprenden todo”, describió. Y sumó que “uno en la docencia es docente siempre, un sábado, un domingo, y las distintas actividades que van fuera del aula”, remarcó.
Sobre la rutina de trabajo, la mujer remarcó que hay 3 días a la semana que entra a las 8 y sale a las 13. Posteriormente, vuelve a entrar a las 13.30 y sale a las 18.30. “Esos días almuerzo en la escuela, para poder llegar con los horarios”, comentó. Los martes de 15 a 18.30 y los jueves 9.20 a 11 y en la tarde 15.40 a 18 horas.
A pesar del sacrificio y esfuerzo, la mujer subrayó que ama su profesión y que su mayor regalo es poder encontrarse con sus alumnos y que la recuerden.
