Historias

Norma Rodríguez, la conmovedora historia de la mujer que tras cuatro décadas se despide de la educación sanjuanina

De orígenes humildes, supo escalar todos los escalafones hasta llegar a ser la Supervisora General de la Provincia y, este viernes tras casi 44 años de servicio, recibió la notificación de su jubilación.
sábado, 6 de abril de 2019 17:18
sábado, 6 de abril de 2019 17:18

El ámbito de la educación no es para cualquiera. Requiere sacrificio, paciencia, mucha vocación y sobre todo una gran convicción de que el trabajo duro servirá para formar ciudadanos de bien. 

Norma Rodríguez, quien hasta este viernes se desempeñaba como Supervisora General de la Provincia luchó durante más de cuatro décadas acompañada por estos ideales y, finalmente, llegó la hora de despedirse.

Con los papeles de ANSES en mano, este viernes saludaba y se despedía de todos los trabajadores del Ministerio de Educación con quien se encontraba. Conmovida por esta etapa finalizada y por lo que vendrá, dialogó con Diario La Provincia SJ.

Norma, la nena que vivía en un vagón del tren abandonado, tenía muy en claro que la educación era su mejor herramienta ya desde su primer grado en la Escuela Nacional 109.

"El 2 de mayo cumpliría 44 años en la docencia. Comencé muy jovencita y fui recorriendo todos los pasillos con mucho esfuerzo. Siempre me gustó estudiar así que no dejaba nunca la universidad", recordó sobre los orígenes de este camino.

Fue una alumna muy aplicada, el mejor promedio de la clase. 

Nació en el seno de una familia muy humilde, pero nunca le faltó el aliento de su madre para realizarse como profesional. "Vivía en los vagones del tren que estaban detrás del Sporting Estrella. Éramos una familia muy pero muy humilde, y yo no iba a tener la posibilidad de estudiar. Tuve el mejor promedio en la primaria, y había sido buena alumna en la secundaria. Mi mamá siempre tuvo la ilusión de que fuese profesora de matemática, pero no teníamos los recursos", manifestó visiblemente emocionada por los recuerdos.

Ningún deporte se le resistía y en 1971 fue elegida como "Atleta del año".

Fue gracias a un programa de apoyo que pudo concretar su primer sueño, el de ser profesora. "Rendí en Mendoza y gané una beca muy importante en el Profesorado en Educación Física. Concursé con alumnos de todo el país, y la beca era completa porque era un internado. Era mi única posibilidad para estudiar. Cuando entré me abracé a ese profesorado. No me costó, me recibí y realmente hoy siento que es lo mejor que me pasó en la vida a parte de ser mamá y de otras cosas familiares. El elegir esa carrera me dio un pasar lleno de cariño y de amor", aseguró. 

El deporte, otro de los grandes pilares en su vida. Este era el equipo Campeón de "Cestoball" del Liceo de Señoritas.

El ser profesora fue el primero de muchos pasos que iría dando dentro del escalafón. "Llegué a concursar el cargo de directora y gané la titularización en la Escuela Dojorti en 1992. La señora Margarita Ferrá de Bartol me ofreció la vicedirección del Colegio N° 1 de Rawson y allí me desempeñé por 3 años. El 1 de noviembre de 1995 felizmente asumí como supervisora titular en el Ministerio de Educación. Estuve unos cuantos años, y en el 2008, también por concurso, gané la supervisión general", repasó su currículum con una memoria envidiable.

Su primer trabajo como docente de Educación Física fue en la Escuela Hogar. Una joven Norma acompañaba el paso de la Bandera en un acto escolar.

Pese a que su faceta como supervisora es la más conocida, también divide su tiempo con el básquet e incluso el próximo 17 de abril viajará junto a su equipo, las "Maxi", a un torneo que se disputará en Tucumán. "Es un grupo de señoras que jugamos en otra época y ahora participamos en los +50 o +60. Nos divertimos mucho. Un deporte que bien aprendido se lleva en la mochila de la vida y te acompaña siempre", aseguró la profesora de gimnasia.

Momentos para atesorar
Con más de 40 años en la docencia, vivió muchas experiencias y generaciones que dejaron huella. "Uno de mis tesoros fue el ser profesora del bachillerato con orientación en deporte y recreación. Esos chicos siguen juntos, son promociones que las veo muy a menudo. Van a casa como si fuera la suya y se siguen acompañando a pesar de que han cumplido sus 25 de egresados. Con ellos guardamos en el corazón momentos tan felices como las salidas, los campamentos, las bicicleteadas". 

También a temprana edad, consiguió el cargo de Supervisora y se transformó en un apoyo incondicional para generaciones y generaciones de directivos.

Dicen que todo lo que se da en esta vida, vuelve. Sin embargo, Norma dio vuelta ese dicho ya que le tocó aprender a recibir desde muy chica y eso la marcó en su adultez. "Pude colaborar con muchos jóvenes que no podían estudiar, en el secundario o en la universidad. Les compraba el uniforme, los libros, las fotocopias y los ayudaba con el colectivo. Les decía que era una beca del Ministerio de Educación, pero realmente salía de mi bolsillo. El dar me hacía feliz porque yo había sabido recibir. Con el tiempo me los encuentro y parece que se dieron cuenta porque me dan grandes abrazos", contó mientras otra vez las lágrimas se acercaban al relato. 

El legado
Con tanto camino recorrido, Norma es la voz de la experiencia y le gustaría que en un futuro se mejorasen algunos aspectos de la educación. "Me gustaría que se crearan muchos cargos de supervisores para que gente experimentada acompañe más a los directores. La carga de ellos es muy pesada, y necesitan recibir más asesoramiento, acompañamiento, y  el impulso de que alguien te diga "lo estás haciendo bien, vamos para adelante", todo eso impacta en el profesor y en el alumno que es lo que nos debe interesar".

Hoy, lo más importante es volver a dedicarle tiempo a su familia. "No estamos todos, falta una de mis hijas y dos nietos que viven en Córdoba", aclara.

"Hoy es un día en donde las emociones están encontradas, porque dejo una etapa de mucha entrega, trabajo, de recibir mucho cariño, y pasaré a iniciar algo que tendrá que construirse. A partir de ahora todo se trata de hijos, nietos, viajes, lugares de esparcimiento. Los recuerdos son innumerables, porque fueron muchos años vividos con mucha fe y voluntad. Me llevo cosas muy bellas de lo que fue la educación para mí. Estoy agradecida de Dios porque nunca me dejó", finalizó la ahora felizmente jubilada. 

Hay quienes dicen que el nombre que uno elige para sus hijos les marca el camino. Quien conoce a Norma, sabe que es una mujer extraordinaria, que excede toda "norma". 
 

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