Cultura

Investigadoras analizaron el Allentiac, la lengua de los huarpes sanjuaninos

Se trata de un trabajo realizado por las especialistas del INILFI, Nelly Graciela García y Ana Cristina Quinteros, que presentaron en el Encuentro Regional del Libro Antiguo.
domingo, 14 de abril de 2019 22:58
domingo, 14 de abril de 2019 22:58

Esta semana, San Juan estuvo en el ojo de los especialistas en Lengua, es que este 11 y 12 de abril se desarrolló en el Eloy Camus el Primer Encuentro Regional de Libro Antiguo y Ediciones Patrimoniales, junto con el Segundo Encuentro Provincial sobre Libro Antiguo y Raro.

Fue en el marco de estas jornadas que las investigadoras del INILFI (Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas "Manuel Alvar"), Nelly Graciela García y Ana Cristina Quinteros dieron a conocer su investigación sobre el libro "Vocabulario breve" de la lengua Allentiac.

¿De qué se trata?
En 1607, el sacerdote jesuita Luys de Valdivia publicó la obra "Vocabulario Breve" que registra las lenguas de los pueblos huarpes de Mendoza y San Juan -Millcayac y Allentiac, respectivamente. Fue a partir de allí que las expertas decidieron analizar desde las normas ortográficas hasta el ordenamiento alfabético.

"El siglo XVI marcó el comienzo de la elaboración de textos en lenguas indígenas, los cuales respondieron a dos propósitos fundamentales: por un lado, la necesidad de servir como auxiliares en el proceso de evangelización; y por el otro, el interés que suscitó en algunos misioneros todo lo relacionado con la cultura indígena, especialmente, con su lengua", aseguraron las autoras.

"La mayoría de estos textos se escribieron utilizando el alfabeto latino y los usos tipográficos europeos, especialmente, las letras góticas, romanas y cursivas. Aunque, lógicamente, hubo necesidad de crear nuevos valores para ciertos signos, combinaciones especiales de letras, modificar la forma de las letras convencionales o emplear préstamos de otros sistemas de escritura no basados en el alfabeto latino, debido a que no se contaba con signos adecuados para representar las lenguas vernáculas, desconocidas hasta el momento", destacaron.

Ortografía y orden
Las normas ortográficas no estaban fijadas aún en la época de publicación de este libro, cosa que ocurrirá recién en el siglo XVIII. "Es por eso que encontramos una grafía oscilante entre ‘v’ y ‘b’ y entre ‘u’ y ‘v’ (uve). Tampoco había diferenciación entre ‘j’, ‘g’ y ‘x’, ni entre ‘i’, ‘j’ e ‘y’. Asimismo, la ‘i’ vocal se escribía con ‘j’ o con ‘y’ (griega), y también se usaba la i como consonante (Iuntar). Además, no se usaban los acentos, la letra ‘h’ no siempre se escribía, había varias letras duplicadas (Peccar) y las grafías ‘c’, ‘z’ y ‘ç’ eran indistintas", continuaron en su explicación.

Pese a que no existían reglas, ya desde entonces se ponía al género masculino por sobre el femenino. "En cuanto al orden alfabético interno de cada letra, se advierten ciertas dificultades que aún no hemos podido descubrir si obedecen a un determinado criterio. Hay numerosos casos donde claramente no se respeta el orden alfabético, tal como ocurre con entradas como Borracho que está antes de Borrachera, Cumbre antes de Culebra, Cielo antes de Ciego, Hermano antes de Hermana, Hijo antes de Hija, etc. La hipótesis sustentaría el hecho de que, para casos como el de Deshonesta, Hija, Niña, Mujer, el hecho de que figuren después de sus equivalentes masculinos, tal vez podría explicarse por la preferencia, que hasta hoy día subsisten las obras lexicográficas, de colocar primero el género masculino", sentenciaron. 


 

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