Que el plástico contamina no es novedad, lo que sí es novedoso es la idea de un grupo de alumnos de la Escuela Industrial que tras asistir a un taller decidieron poner manos a la obra para crear un nuevo material. Se trata de Mariano Algañarás, Juan Báez, Ivo Manrique y Macarena Márquez, quienes guiados por la docente Graciela Illanes, están aprendiendo sobre nanotecnología y su uso para solucionar problemáticas de la vida cotidiana.
Han centrado su investigación en cómo ayudar al medio ambiente a través de la reducción del consumo de plástico derivado del petróleo. “El trabajo se originó cuando estaba comprando gaseosa y le pedí a la vendedora un sorbete. Una amiga me dijo que no tenía que pedirlos porque después terminaban en el mar contaminando y matando a los animales. Ahí hice un click y dije: a eso lo tenemos que cambiar. Justo estamos en un taller de nanotecnología y teníamos que buscar una problemática que quisiéramos mejorar así que comenzamos a investigar”, contó Algañarás a Diario La Provincia.
Fue allí cuando entró en juego lo aprendido sobre nanotecnología. “Encontramos que la mejor forma para que los plásticos no contaminaran era que fueran bioplásticos, es decir, que deriven de productos vegetales y que por lo tanto sean biodegradables. No son tan resistentes como los derivados de petróleo, por eso con la nanotecnología le queremos incorporar otros productos y con ello mejorar sus propiedades. Se trata de nanomateriales que le dan una mejor resistencia térmica y mecánica. Uno de ellos es la bentonita que es una arcilla que puede reducirse a un tamaño nanométrico que se puede esparcir por todo el material y permite que el calor se disipe. Otra opción es el silicio que se encuentra en las montañas y funciona de forma similar”, agregó el estudiante.
La base, lógicamente es un producto vegetal, y decidieron investigar sobre un producto sanjuanino. “Usualmente se utiliza el maíz y la papa, pero nosotros elegimos la cáscara de tomate que además de que se produce en San Juan, es un residuo”.
Pese a que los estudios previos son muy alentadores, el trabajo todavía no comienza su fase de experimentación por falta de presupuesto. “Hasta el momento estamos en una fase teórica, porque necesitamos recursos para poder comenzar con las pruebas. Estamos tratando de buscar inversores para llevar todo a la realidad. Por ahora se necesitan más que nada reactivos. Para la fase del prototipo necesitamos poco equipamiento”, aseguró Mariano.
Los estudiantes están tan incentivados que incluso se anotaron en un concurso de innovación a nivel nacional para seguir perfeccionándose para desarrollar su idea.
Para conocer más sobre el proyecto, mirá el video que ellos mismos editaron: