Historia

Estación Sánchez de Loria y un tesoro que renace de la mano de nuevas generaciones

La estación ubicada en Pocito cumplió esta semana 138 años de su inauguración pero hace décadas fue abandonada. Hoy un grupo de chicos aprenden a jugar al fútbol en el lugar y reciben valores.
viernes, 9 de junio de 2023 15:54
viernes, 9 de junio de 2023 15:54

El 6 de junio de 1885, un imponente ferrocarril comenzaba a funcionar uniendo la provincia donde está el Río de La Plata con Cuyo. La gran estructura y los sonidos de sus motores llenaban de emoción a quienes vivían en las inmediaciones de cada uno de los puntos por donde circulaba. Era el Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, en el ramal comprendido de Mendoza hasta la estación San Juan. 

La estación Sánchez de Loria fue testigo de aquellos tiempos dorados de la mano de un transporte de carga que era muy innovador para la época. Esta semana se cumplieron 138 años de aquel hecho histórico y si bien algunos registros bibliográficos dan cuenta que el lugar está "desmantelado completamente y saqueado", hoy tiene un tesoro que muchos desconocen.

Hace dos meses este histórico lugar fue elegido por un grupo de padres y un profesor de fútbol para crear una escuelita que lleva el mismo nombre de la estación. Allí asisten alrededor de 80 niños de 4 a 18 años de edad y que no sólo aprenden este deporte sino también suman valores, entre estos cuidar el patrimonio que dejó la historia y resignificarlo.

"Esta idea nació de los papás y de los vecinos de la zona de la estación Sánchez de Loria. Buscamos que los chicos dejen la calle y los teléfonos. A través del deporte, los entrenamos y ayudamos", comenzó explicando Mauricio Saavedra, profesor de la escuelita a Diario La Provincia SJ.

Mauricio fue precisamente uno de los que vivió su infancia queriendo a este lugar por lo que le daba al pueblo. Cuando era chico vio pasar el viejo tren y desde sus ventanillas saludaban los que iban en su interior. Era la fiesta de muchos, ver pasar los vagones por el lugar al sonido del fuerte silbato.

"Es un ícono la estación. Todos por acá la identifican como la vieja estación. Si bien antes estaba la carga de materiales, cuando pasaba el tren, ahora se conserva esa idea de lo que significó para la zona. Yo viví ahí toda mi vida y siempre lo veíamos pasar con pasajeros. Lo saludábamos y la gente nos saludaba desde adentro. El chofer tocaba la bocina de la locomotora", expresó Mauricio con una sonrisa que se iluminaba con su relato.

La última vez que él viajó en el tren fue con 8 años de edad y fue de San Juan a Buenos Aires, en la década del '90. Al poco tiempo todo esto terminó y se cerró un capítulo de la historia que tuvo sus tiempos dorados y no tan buenos. Sin embargo, cada columna y los techos conservan la historia de los siglos pasados. Por eso, los chicos que asisten ahí estudian lo que fue su paso en el pasado.

"Es una zona muy olvidada, muy dejada. Por eso los niños estudian su historia", explicó destacando que allí no sólo se aprende a jugar sino también a convivir y compartir pero además se los impulsa a priorizar el estudio sobre todas las cosas. "Hay muchos niños que tienen el sueño de seguir jugando. Nosotros no les decimos que dejen el fútbol pero tampoco que dejen los estudios. Nuestra idea es que sigan estudiando, les seguimos insistiendo que si no estudian no van a ser nada", agregó.

Mucho más que el lugar para entrenar...

Pero el predio de la Estación tiene un agregado especial para estos chicos. Es el lugar donde toman la merienda tres veces a la semana. "Con ayuda de los papás tenemos un merendero. Algunos les hacen falta un poco más de ayuda y esto les hace muy bien. Los papás salen de trabajar y vienen a enseñarles a los chicos", destacó Mauricio subrayando que hay algunos que salen de la escuela, no meriendan en la tarde.

Los adultos que forman parte de la escuelita poco a poco se van convirtiendo en pilares muy importante para los menores. Es que ellos los incentivan para siempre apostar a sus sueños, sin importar la condición en la que estén, y luchar para seguir adelante apoyados en la educación.

"A veces somos psicólogos también porque nos piden ayuda y les damos consejos", explicó destacando que además trabajan para que los niños "tengan más entusiasmo". Para ello organizan partidos amistosos con otros equipos de las edades de ellos y los hacen pensar en la posibilidad de ganar algún trofeo o copa si se esmeran para tal fin.

¿El resultado? saben que es a largo plazo y con el paso del tiempo irán saliendo al encuentro de ellos. 

La estación

La estación Sánchez de Loria está ubicada sobre calle Lemos y 8 en Pocito. Su historia fue muy rica a lo largo de las décadas en las que brilló pero hoy los libros la recuerdan como aquel lugar que tuvo su esplendor durante los años 1960 y 1970. Su vida era muy intensa de la mano de la producción. En sus grandes vagones se cargaban ajos y cebollas que se llevaban a Buenos Aires, y a veces venían con ganado desde la pampa húmeda para los mataderos locales.

En la esquina de la estación, había una casa que los de la zona la recuerdan con nostalgia. Era la "Casa de la Estación" donde estaba el telégrafo y las balanzas para pesar las encomiendas, además de las lámparas para hacer señales. Aquel lugar era "un paraíso" con grandes aguaribay, moras, eucaliptus, algarrobos y chañares que se complementaban con árboles frutales. Bajo su sombra estaban algunos corrales con patos, gansos y conejos, que atraían la mirada de los que transitaban por la zona.

En esa casa, de hermoso piso de madera, vivieron por décadas, la familia Videla sin embargo en los 90 todo dijo adiós y los años terminaron haciendo lo suyo.

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