Historia

Invadió el campo de juego para cumplir una "misión": recordar a su amigo muerto

Gustavo Beheran quien demostró ante cientos de personas que la fuerza de la amistad puede quebrar las barreras de la rivalidad.
viernes, 13 de septiembre de 2019 09:12
viernes, 13 de septiembre de 2019 09:12

"Pablito Kaplán presente". Con esas tres palabras y una cinta negra al medio de luto, un hombre irrumpió en la cancha durante la tercera fecha del torneo de la Primera Nacional, el pasado 3 de septiembre, recordando a su amigo muerto. Se trata de Gustavo Beheran quien demostró ante cientos de personas que la fuerza de la amistad puede quebrar las barreras de la rivalidad. Él es de Ferro y su amigo era de Atlanta. Ambos equipos jugaban ese día y él lo recordó saltando el vallado y levantando un cartel.

Sucedió en la fría noche de Caballito y Gustavo terminó detenido en una comisaría y con la rodilla lesionada. Sin embargo la satisfacción de lo que hizo por su amigo muerto fue más fuerte. Tal es así que la misma hinchada de Atlanta se vio conmovida y lo invitó a su cancha para que esté en la revancha de la fecha 18, cuando el Verdolaga viaje a Villa Crespo. 

"Yo sabía que algo tenía que hacer en ese partido. Estuve un mes organizando ese homenaje, y cuando llegó el momento me explotaba el corazón", le confesó el hombre a Infobae.

La mirada atónita de los futbolistas y la reacción pasiva de la policía fue una muestra de la "misión" que tenía el invasor. "Los jugadores me miraban y no entendían nada. Estaban asustados. Pero yo siempre los traté con respeto, les quería explicar que era por una causa noble", aclaró.

Aquella causa se basó en el recuerdo de su amigo fallecido el 27 de enero, cuando tenía 46 años. "Pablito entró en una profunda depresión cuando el Gobierno de la Ciudad le levantó el puesto del Parque Centenario y le confiscó toda la mercadería", recordó su hermano, quien mantiene relación con el fanático de Ferro que planeó el homenaje.

Pablo y Gustavo se conocieron en Villa Crespo hace más de 30 años, cuando ambos eran unos jóvenes laburantes que se las ingeniaban para llegar a fin de mes. "Eran dos buscas que vendían lavandina, detergente, medialunas de jamón y queso, ensaladas de fruta…", recordó Marcelo, hermano del simpatizante de Atlanta que murió repentinamente en una calurosa jornada de enero.

Comenzaron como vecinos y pronto se convirtieron en amigos inseparables. Sus encuentros en el Parque Centenario fortalecieron el vínculo. Todos los fines de semana, Gustavo pasaba por el puesto de Pablito como escala previa de sus viajes como vendedor ambulante. Un mate, una conversación sobre Hermética o algún debate futbolístico formaban parte de las tradicionales jornadas que se establecían en el popular centro comercial.

Comentarios