Fútbol

Newells se durmió y River se lo dio vuelta

Cristian Lema y Luis Leal habían puesto al local como ganador, pero Nacho Fernández, Rafael Borré y Nacho Scocco, sellaron el marcador y le dieron una alegría a los hinchas Millonarios.
sábado, 30 de noviembre de 2019 23:58
sábado, 30 de noviembre de 2019 23:58

Fue una doble vuelta de página. Tan necesaria como obligada para este equipo que siempre mostró orgullo, incluso en las peores derrotas. Lo de este sábado sirvió para darle un cierre a un capítulo, tal vez el más duro que le tocó vivir a River en el último tiempo, y para seguir escribiendo al que todavía nunca pudo ponerle el broche final en el ciclo Gallardo: el torneo local. La virada luego de un 0-2 repentino y que pintaba fulero, fue una demostración de carácter y de que hay vida después de Lima. Y que si bien aún perdura el dolor -lógico-, hay motivos para pensar en que se puede reinventar y que la Superliga puede ser un buen trampolín desde el cual volver a tirarse de lleno a la próxima Libertadores...

Ese carácter rebelde, ambicioso y antiperdedor afloró en River una vez que ya había sangrado dos veces. Tarde, sí, pero era algo que se veía venir en el Coloso del Parque. Porque el local tocaba y era más directo, quizá con menos posesión pero aprovechando la velocidad de Leal a las espaldas de un Angileri que padeció la marca: el segundo grito del portugués -que festejó a lo Gabigol- lo expuso. Y también acudió a la pelota parada, una de sus armas letales y acaso de las que más sufre el Millo, para que el central Lema le ganara a MQ en las alturas y se convirtiera en el máximo artillero del equipo (cuatro tantos). 

Lo dicho, recién entonces los de Gallardo reaccionaron después de un arranque en el que se notó la falta de Casco en la proyección, la de Enzo Pérez en la salida clara (Ponzio, mejor en los quites), donde Suárez estuvo peleado con el arco, y donde el pibe Álvarez se embarulló demasiado en el traslado. Lo mejor, quizás, estuvo en la visión de Palacios, que mostró tener la cabeza acá y no allá (en Alemania) y en la pegada divina de Nacho Fernández, quien le devolvió el alma a River con el descuento de tiro libre.

Le faltaba fútbol a River, y claridad conjunta para evitar quedar partido entre las líneas (abajo sufrió de más). Por eso los ingresos de Juanfer Quintero y Nacho Scocco se impusieron y entraron rápido en juego. Mitad porque NOB fue una sombre de lo que fue en el PT y mitad porque los que saben con la pelotita movieron las antenitas y generaron una empatía que cambió el rumbo del juego. Los de Napoleón tomaron el control, comenzaron a tocar y romper espacios para que Borré pudiera encontrar su gol, el del 2-2, y luego para hilvanar un jugadón magnífico: Juanfer le metió un bochazo deluxe a Nacho Fernández, quien rompió por izquierda y le metió un centro bajo para que Scocco esta vez se vistiera de superhéroe de River y amargara a un estadio que coreó todo el partido por él.

Porque encontró el fútbol a tiempo, los de Gallardo pudieron dar vuelta la página y demostrar que no todo está perdido.

Fuente: Olé.

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