Guillermo Stábile se llama uno de los sectores de la platea Miravé. Cada uno de los frecuentes habitantes de esa tribuna -y cada Quemero acostumbrado a cualquier otro sector del Palacio Ducó- sabe de qué se trata: un módico homenaje a un gigante de la historia del fútbol de Huracán, de la Selección argentina y del mundo. "Una figura universal", dice Gonzalo Minici, pertinaz historiador del club de Parque de los Patricios. La FIFA lo acredita: El Filtrador -como le decían en sus tiempos de crack- fue el primer Botín de Oro de las Copas del Mundo.
En Uruguay 1930, este delantero estelar -miembro decisivo del Huracán de los años veinte, esa década en la que el Globo de Newbery resultó el más campeón del Río de la Plata junto a Boca- convirtió ocho goles en cuatro partidos. Sí, dos de promedio. Una estadística que parece propia de la mejor versión de Lionel Messi, el mismo que encabezará al plantel argentino en su visita al Ducó. Esa práctica que fue organizada con un objetivo valioso: hacerles sentir a los jugadores el cariño de la gente. Comenzará a las 10.30. Y los beneficiarios de ese momento de cercanía, de ese idilio por un rato, serán: escuelas primarias, comedores infantiles, hogares y barrios de escasos recursos, todos elegidos por la AFA.
Lo quiso el destino: después de seis décadas, la Selección regresa al lugar que más goles le ofreció en la historia de las Copas del Mundo. A los ocho de Stábile hay que agregar: los cuatro de René Houseman (tres en 1974 y uno en 1978, cuando El Loco fue campeòn con el equipo de César Menotti), uno de Carlos Babington y otro de Miguel Brindisi, dos hijos nacidos y criados en los empedrados de los barrios del sur porteño, territorio huracanense. Fueron 14 en total. El top 5 de los aportantes lo completan: Fiorentina (13), Valencia (10), River y Real Madrid (9).
Pero no termina en los Mundiales el vínculo goleador de Huracán con la Selección. Norberto Méndez, Tucho de La Quema, es el máximo anotador de la historia de la Copa América. Además, él junto a dos de sus contemporáneos -Emilio Baldonedo y Herminio Masantonio, también enormes protagonistas del hoy inverosímil 6-1 a Brasil, en 1940- son los que más goles marcaron en el largo recorrido del Superclásico del Mundo, Argentina-Brasil.
No será un partido oficial, pero el equipo nacional será local de nuevo bajo el cielo de Parque de los Patricios. Allí, en Alcorta y Luna, Argentina disputó dos partidos. El primero, el 5 de junio de 1957, lo ganó 2-0 frente a Uruguay, por la Copa Lipton. En el segundo, el 30 de abril de 1958, igualó 1-1 también contra La Celeste, en un amistoso.
Detalle de la historia: en ambos partidos el entrenador argentino fue Stábile. Sí, aquel del Botín de Oro. También el técnico que más Copas América ganó, con seis, desde su edición inaugural en 1916 hasta estos días en los que tanto le cuesta a la Generación Plateada alzar el trofeo.
Fuente: Clarín
