¿Alguna vez intentaste ser el mejor en lo que haces? O por lo menos, ¿intentaste estar entre los dos mejores de lo que vos haces?
Pensá en vos. Pensá en tu profesión. Y ahora imagínate pretender ser el mejor del mundo en lo que vos haces. Si te parece difícil, pensá en ser el mejor de Argentina. El mejor médico, el mejor albañil, el mejor diseñador, el mejor alumno, el mejor arquitecto...¿Viste que te cuesta pensar en lo difícil que sería ser el mejor, de, por lo menos, tu ciudad. Ya ni siquiera del país.
Ser el mejor del mundo, en lo que sea, es algo en lo que todos pueden soñar, pero muy pocos pueden logran. Pero lograr estar entre los dos mejores del mundo, es algo inimaginable de alcanzar. Y estos jugadores, tuvieron que ser los mejores de barrio, de su ciudad, lo mejores de su club, para luego ser los mejores de Argentina.
Y después, intentaron ser los mejores del mundo, y casi lo logran. Son el segundo mejor equipo del mundo. Y yo, Gonzalo Acosta, lo valoro porque desde hace 15 años intento ser el mejor en lo que hago, y no he podido ni siquiera subir el primer escalón. Me he roto el alma por ser el mejor, pero no he podido lograr nada, más allá de vivir de mi profesión.
Y no siento vergüenza por mí. No siento que he fracasado. Porque en la vida se trata de andar, y no de llegar. Se trata de luchar y jamás rendirse, y no de ganar. Yo brindo porque estos pibes jamás se rindieron. Quisieron ser los mejores del mundo, y casi lo alcanzaron, y por eso, por ese semejante esfuerzo, ya para mí son un ejemplo.