Para saber

Un mapa de Zonificación Sísmica del Inpres permite detectar qué tipo de construcciones se pueden hacer

El centro-sur de San Juan y el centro-norte de Mendoza son las zonas que registran más peligrosidad del país en materia sísmica.
viernes, 22 de septiembre de 2017 12:00
viernes, 22 de septiembre de 2017 12:00

El centro-sur de San Juan y el centro-norte de Mendoza son las zonas que registran más peligrosidad del país en materia sísmica. Así lo indicó el Mapa de Zonificación Sísmica con el que trabaja el Inpres y que permite manejar de manera estricta los requerimientos reglamentarios para las construcciones desde hace varias décadas en San Juan.

El grado de peligrosidad sísmica se divide en cuatro de acuerdo al punto del país y su cercanía a los choques tectónicos de las placas de Nazca y la Sudamericana, megaestructuras de miles de kilómetros de extensión que tienen entre 100 a 150 kms de espesor y que suelen tener un desplazamiento relativo entre si de 7 a 8 centímetros por año.

El mapa marca que la Peligrosidad Sísmica es "Muy elevada" (grado 4) en una parte de San Juan y Mendoza con una aceleración máxima del suelo de 0,35g.  Luego le sigue el resto de San Juan (para el norte) y más de la mitad de Mendoza al sur como peligrosidad "Elevada" (3) con una aceleración de 0,25 g. Posteriormente sigue las categorías "Moderada" (2), "Reducida" (1) y Muy Reducida (0).

Según indica la página del Inpres, de acuerdo a la actividad sísmica de cada punto del país, debe también considerarse el "destino" de la construcción. Con este fin el Reglamento clasifica a las construcciones según su DESTINO Y FUNCIONES, asignándoles un "factor de riesgo", que puede interpretarse como un porcentaje adicional de seguridad, de acuerdo con el uso de la construcción. Por ejemplo, para hospitales, centrales de bomberos, centrales de energía, depósitos de materias radioactivas, etc., este porcentaje es del 40%; en tanto que para edificios educacionales, cines, teatro, estadios, hoteles, etc., es del 30%. De este modo se contempla la necesidad de que, ante la ocurrencia de terremotos destructivos, las construcciones esenciales puedan seguir funcionando sin ningún tipo de daño.

El Inpres define como segura aquella construcción proyectada y ejecutada de acuerdo con el Reglamento para Construcciones Sismorresistentes vigente. Se pueden considerar cuatro grandes grupos de construcciones, según sus características estructurales:

GRUPO A
Sismorresistentes 
(vulnerabilidad muy baja):
Proyectadas y ejecutadas en un todo de acuerdo con el Reglamento actualmente en vigencia.

GRUPO B
Razonablemente Sismorresistentes
(vulnerabilidad baja):
Proyectadas y ejecutadas de acuerdo con las prescripciones reglamentarias vigentes en su momento, pero que no cumplen totalmente las normativas actuales.

GRUPO C
Medianamente Sismorresistentes
(vulnerabilidad media):
Aquellas en cuya ejecución se han empleado materiales adecuados y se han observado parcialmente las recomendaciones reglamentarias.

GRUPO D
No Sismorresistentes
(vulnerabilidad alta):
Construcciones ejecutadas con materiales no aptos (adobe), o aquéllas en las que, utilizando materiales adecuados (ladrillo, hormigón armado, etc.), no se han seguido las mínimas recomendaciones para dotarlas de resistencia a cargas horizontales (sismo).
La ejecución de modificaciones, (ampliaciones, remodelaciones, etc.), puede afectar en forma muy importante la seguridad de la construcción, si no se tiene en cuenta en todo su conjunto. Vamos a considerar diferentes situaciones según el grupo al que pertenece la obra:

GRUPOS C y D: En este caso una modificación puede aumentar la vulnerabilidad de la construcción, si no se tiene en cuenta su efecto en la obra primitiva. Un correcto análisis de la situación de la obra existente puede conducir a las siguientes situaciones:

Si la construcción pertenece al grupo D: Se puede plantear una ampliación desvinculada de la estructura existente, y lograr de este modo una "zona de seguridad" dentro de la construcción.

Si la construcción pertenece al grupo C: Puede disminuirse la vulnerabilidad de la obra original, vinculando adecuadamente la antigua a la nueva estructura, además de lograr un sector de mayor seguridad dentro de la construcción.

GRUPOS A y B: La introducción de modificaciones (ampliaciones, aberturas, o agregado de elementos que afectan a la estructura original) sin un estudio adecuado, puede afectar sensiblemente la seguridad de la construcción, transformándola en Medianamente Sismorresistente, además de introducir zonas de alto riesgo dentro de la misma.

El análisis global de la obra, con las modificaciones a introducir, logrará mantener la seguridad original de la construcción perteneciente al grupo A, pudiendo además mejorar las condiciones de las del grupo B, elevándolas a la categoría de Sismorresistentes.

Se concluye de lo anterior la importancia que tiene el estudio por parte de especialistas, de las modificaciones a introducir en cualquier tipo de construcción.

Propiedad privada - Control estatal

La aplicación del Reglamento para Construcciones Sismorresistentes, en las etapas de proyecto y ejecución de las obras, asegura el no colapso de la estructura durante sismos muy severos de ocurrencia extraordinaria, cubriendo así uno de los aspectos fundamentales de la Prevención Sísmica, esto es, evitar pérdida de vidas humanas.

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