Algunos descansan bajo el techo de algún stand. Otros corren desorientados entre las piernas de las personas que recorren el Parque de Mayo. Allí permanecen los perros que viven allí pese a que toda la estructura de "su hogar" cambió la imagen habitual.
"Mirá mamá cómo duerme", dice una nena mientras se trata de acercar para acariciarlo. El perro abre los ojos, la mira y sigue durmiendo acostumbrado a las caricias pasajeras de la gente. Más lejos hay otro perro que se siente perdido entre tanta gente y se mete a una pista donde cuatro parejas bailan tango. "Sáquenlo de ahí", se escucha a una mujer diciendo cuando ve que el perro se mete. Pero otra la contesta: "déjelo que no molesta, quién dice... tal vez quiere bailar", y la risa sorprende a varios de los presentes.
El recorrido sigue y llegando a los puestos de comida hay un par más que ya son "famosos en el Parque". Es que muchos de los perros que durante el año llegan a este lugar, suelen irse a los pocos días. Sin embargo ellos siempre están ahí. A uno le dicen el "oreja caída" y al otro "pancho". Ambos suelen estar siempre en la zona del monumento al deporte y como era de esperar allí están para esta Fiesta del Sol. En busca de la comida que alguien le tira o tal vez se cae, ellos permanecen atento al pasar de la gente con la mirada puesta en lo que comen.
Las postales se cuentan de a varias pero muy pocos de los que transitan por estos días en la Feria Temática del Parque logra prestarles atención. Ellos son "los dueños del Parque durante el año" y ahora miran todo como visitantes.
Mirá las fotos.