Balance de un año que se va

Lo que para el gobierno es una fortaleza del modelo, para algunos es la principal debilidad y la gran materia pendiente que provocará tarde o temprano un verdadero ajuste. Me refiero al creciente déficit fiscal que ya ha contagiado tanto a los presupuestos nacionales como a los provinciales.
domingo, 14 de diciembre de 2014 08:46
domingo, 14 de diciembre de 2014 08:46

 Por Raúl Moreno. Contador Público. MBA

Según el último balance publicado por la CEPAL, los únicos dos países en latinoamérica que llegan a fin de año en recesión son Argentina y Venezuela. Las otras economías grandes de la región como Brasil y México han tenido dificultades, pero, sin embargo han crecido aunque sea mínimamente. En el retroceso que ha sufrido la región hay que destacar que hay países con más suerte que otros y el ejemplo es Bolivia que cierra el año con un 5% de crecimiento destacándose por sobre los vecinos más famosos.

 

Nuestra atención por los primeros días de Enero de este año estaba centrada en las modificaciones que se pensaban implementar en el Impuesto sobre los Bienes Personales, en el traslado de la capital y en la batalla por el precio del tomate, hasta que, repentinamente a mediados de Enero, el gobierno devaluó el peso, o, según según sus propios dichos, el dólares "alcanzó un nivel de convergencia aceptable”, lo que generó una mayor inflación.

 Establecido este nuevo equilibrio, en Junio tuvimos que volvernos especialistas en derecho internacional cuando el Supremo tribunal de justicia de Estados Unidos no aceptó tratar la presentación argentina y quedamos al borde del default. Convencidos que era una sentencia injusta y hasta una maniobra ilegal, Argentina prefirió caer en Default a arreglar con los Fondos Buitres y ceder a sus presiones.

 

A partir de aquel suceso, en materia económica volvimos a los noventas. El gobierno cambió su política pasando de la emisión y expansión de la base monetaria al tipo de cambio fijo y a un mayor endeudamiento para financiar el creciente déficit fiscal.

 

Para complicar la situación, la única commodity que faltaba por desplomarse se desplomó, por ello, si bien en el corto plazo aliviaría la cantidad de dólares que necesita el gobierno para importarlo, en el mediano plazo implicaría postergar la explotación de proyectos que, a este valor, se volvieron no rentables como el de Vaca Muerta.

 

Lo rescatable de la economía de este año puede sintetizarse en algunas acciones que lograron frenar en parte la recesión y la pérdida de reservas. Por un lado el swap con China permitió sostener la sangría de reservas que tuvo lugar hasta principios de año, por el otro, los planes de aliento al consumo como el PROGRESAR, el PROCREAUTO y el AHORA 12, sirvieron al menos para atenuar la abrupta caída del consumo.

 

A pesar de estos pocos aciertos, la caída de las ventas fue tan grave que de los 22 rubros que mensualmente mide la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) todos cayeron mes a mes y solamente un rubro subió en Octubre, cuando los electrodomésticos aumentaron un 3,2% sus ventas en unidades.

 

Ya pocos reclaman por la ineficacia de los Precios Cuidados y la mayoría olvidó las maravillas que el desarrollo del mercado del CEDIN iba a provocar en la economía.

 El gobierno pudo contener el dólar blue y también la caída de las reservas, lo que no pudo contener es la inflación. Los precios de la canasta básica de alimentos, esos que inciden mayormente en la gente de bajos recursos experimentaron aumentos superiores al 40% anual perjudicando el poder adquisitivo de la gente.

Algunas cosas siguen manteniéndose aunque no se entienda muy bien por qué. A pesar de haber perdido gran parte de su valor seguimos manteniendo encaprichados como billete de más alta denominación al de cien pesos, lo que provoca una serie de sobrecostos de procesamiento en transacciones financieras hasta las más domésticas como la de mantener con billetes los cajeros electrónicos.

 

Las prácticas perjudiciales de manipular las estadísticas siguen presente, por un lado discontinuó la publicación del índice de pobreza e indigencia, por el otro, el flamante Índice de Precios Nacional Urbano perdió el prestigio que suponía tendría al medir la inflación incluyendo lo que pasa en todo el país.

 

Lo que para el gobierno es una fortaleza del modelo, para algunos es la principal debilidad y la gran materia pendiente que provocará tarde o temprano un verdadero ajuste. Me refiero al creciente déficit fiscal que ya ha contagiado tanto a los presupuestos nacionales como a los provinciales. El déficit fiscal creció en los primeros 6 meses del año un 131%, superando los 62.000 millones y siguió creciendo a igual tasa hasta los últimos meses del año, lo que a su vez justificó el crecimiento de la emisión monetaria en un 121% los primeros ocho meses del año y explica la presión impositiva récord ya prácticamente rozando el 40%.

 Así llegamos a fin de año esperando que el escenario cambie los próximos 12 meses para aliviar los problemas.

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