Confiar en las semillas

La beatificación de Pablo VI es un indicio e impulso para validar la alegría del AR-SAT 1 y de la terminación de la Ruta 150, y para sumar el compromiso de cultivar estas dos inmensas nuevas semillas, ya que son de todos y para todos.
domingo, 19 de octubre de 2014 09:10
domingo, 19 de octubre de 2014 09:10

Por Ivan Grgic

En esta semana se contó que fue el primer Papa que subió a un avión, el primero que hizo un viaje apostólico a Tierra Santa y el que se quitó la tiara, esa corona que lo identificaba como rey, para donarlay recaudar fondos para la obra de la Madre Teresa.Por eso y por muchas cosas más, Pablo VI será desde este domingo el "Beato Pablo VI”, luego que los peritos de la causa comprobaran que fue el intercesor del milagro en un bebé no nacido, que hoy goza de bellos 13 años.

Su nombre era Giovanni Battista Enrico Antonio María Montini, nacido en la Lombardía cuando terminaba el S. XIXy fallecido un 6 de agosto del ‘78, pocos días después del Mundial defútbol en Argentina. Asumió como Pontífice el 21 de junio de 1963, con la gran misión de continuar el Concilio Vaticano II que comenzara San Juan XXIII, en un contexto mundial de cambios revolucionarios y de Guerra Fría, con el ánimo profundo de evangelizar y realizar la unidad de los cristianos, y el reto de reformar la curia en coherencia con el gesto de vender la tiara. Su primera y gran palabra fue "diálogo”.

También en la semana observamos un cohete nacional y el corte de cintas de una ruta en Valle Fértil. El AR-SAT 1, que se complementará con el 2 y el 3, corona casi 10 años de investigación espacial y satelital, pensando las comunicaciones del presente y el futuro para el país y toda América. Tanto a nivel del servicio que prestará con su configuración interna y su ubicación en el espacio, como por el usufructo económico nacional, estos satélites auguran un porvenir de dimensiones insospechadas.

La ruta 150, por otro lado,no solo une Valle Fértil y Jáchal en las cercanías de Ischigualasto, sino que termina por atar el Atlántico y el Pacífico con todos los cambios que se anuncian, conformando un verdadero polo de producción entre los tres departamentos del norte sanjuanino con soluciones próximas a los habitantes de la zona. Ese tramo de la 150 era un "imposible técnico”, algo más que un sueño, y su concreción es un aplauso a la Escuela de Camino provincial y de tantos ingenieros involucrados. El Corredor Bioceánico ya es una realidad.

Una ruta, un satélite o la obra de un papa santo son semillas. Y, como toda semilla, contiene dos desafíos básicos: su potencialidad y su cultivo. La potencialidad es un intangible, pues su fruto seguro y su eficacia concreta penden de la imaginación y las convicciones de los sembradores. ¿Valía la pena que Pablo VI hiciera un desgaste inmenso movilizando cientos de obispos para el Concilio del ‘65?¿Hoy vale la pena tanta inversión de personas y dinero en un programa satelital o una ruta con tantos puentes y túneles? Toda respuesta depende de los sueños, de la fe en el proyecto y la confianza en las semillas.

El segundo desafío es el cultivo. Las pujas de estos días en torno a temas complicados para la Iglesia demuestran a la clara que el cultivo de la obra de Montini no fue completo y que las disputas por su aplicación han perdurado durante 50 años. Y, así como la apertura y cercanía de la primera semana de debate en el Sínodo parece que se desinflarán en el documento final, una ruta o un satélite tienen el mismo riesgo cuando se cultivan como semillas: su uso, la tecnológía, la planificación, el manejo de fondos, el destino de sus aplicaciones y hasta de ejercicio real de la soberanía.  

La nueva era que vivimos tiene la característica de la incredulidad en los sueños y en la gestión de las cosas importantes. Demasiadas promesas, demasiadas mentiras, demasiados anuncios, demasiados fuegos artificiales. La beatificación de Pablo VI es un indicio e impulso para validar la alegría del AR-SAT 1 y de la terminación de la Ruta 150, y para sumar el compromiso de cultivar estas dos inmensas nuevas semillas, ya que son de todos y para todos.

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