Una joven sanjuanina con síndrome de Down es ejemplo para la Cruz Roja

Activa, simpática y con mucha predisposición. Así es Sandra Marconi, la joven de 36 años quien logró con mucho esfuerzo y fuerza de voluntad vencer muchas barreras y de a poco va cumpliendo sus sueños. La muchacha que vive con su madre, sus hermanas y Brisa, una pequeña caniche que adoptó como hija, en Rivadavia.

La voluntad y el empuje que le pone a cada tarea, hacen de Sandra una joven cautivante. "Siempre me gustó leer, estudiar y aprender a escribir”, dijo la joven a Diario La Provincia. Carismática y movediza, desde su niñez participó en diferentes actividades: hizo danzas folclóricas, natación, hace gimnasia en casa, tiene una vida social bastante activa y va a juntadas con sus amigas. Le gusta la música pop, ha ido a recitales, el último fue el de Abel Pintos en la FNS 2017 pero por sobre todas las cosas, se describe como súper fanática de "Lali” Esposito, desde la época en la que estaba en la banda Teen Angels.

Su vida se reparte entre su trabajo de media jornada en una reconocida empresa multinacional ubicada en la Peatonal. Actualmente, Sandra se desempeña en la sección Niños y en septiembre cumplirá su décimo aniversario en aquel comercio. También se desempeña como miembro de la Comisión Directiva de de ARID (Asociación para la Recuperación e Inclusión de Personas con Discapacidad) y como voluntaria de la Cruz Roja Argentina.

Este próximo 4 de abril, Sandrita cumple seis años como voluntaria de la Cruz Roja. Es la única joven con Síndrome de Down que forma parte de la Filial de San Juan y un ejemplo para las delegaciones de todo el país.

 

"Me enseñaron con simulacros que hay que hacer en casos de peligro. Me gusta ayudar en campañas y ayudar para que aprendan otros. Enseñé a los chicos de Vida Autonomía qué hacer en emergencias”, expresó Sandra.

María Esther, madre de la joven, contó dentro del grupo Vida Autónoma buscaron que ella pudiese hacer alguna actividad que se relacione con la medicina por el anhelo que tenia de ser enfermera y así fue como su primer acercamiento fue para realizar un curso de Primeros Auxilios. "Le gusto, se adaptó enseguida al grupo de chicos. Antes de que iniciara había ido su psicólogo y su profesora para hablar con sus miembros pero la recibieron con mucho alegría y cariño”, dijo la mujer.

 

Sandra colabora cada sábado en la filial de la Cruz Roja, ubicada en Mariano Moreno antes de Mendoza en Capital, explicándole a los alumnos de los cursos de Primeros Auxilios las diferentes técnicas de RCP y realizando algunos trabajos administrativos. Colabora en las campañas, charlas y todo proyecto que encare el voluntariado sanjuanino.

"No fue fácil y nos costó ir dándole más libertad. Ya se maneja sola en colectivo y eso para nosotros es un gran paso. Nació de ella el manejarse sola en el colectivo. Un día olvidé la plata para volver a buscarla y fue ahí que ella insistió en venirse sola. Es muy audaz y siempre quiso ser más independiente”, expresó Maria Esther.

Sandra sigue con el ritmo de su vida como cualquier joven treintañera y su próximo paso es formar su propia familia. El próximo 6 de abril cumple tres años de novia con Carlos González, quien ya le pidió casamiento y fijaron fecha para el 14 de febrero del año próximo. "Nos conocimos en la escuela Aleluya cuando éramos chiquitos. Fuimos amigos y ahora estamos de novio. Realizamos actividades juntos, salimos a cenar, vamos al cine con amigos y a recitales”, contó.

No hace mucho, Carlos en una cena en la casa de su familia, se arrodilló ante Sandra y le pregunto: "¿Te querés casar conmigo?”, a lo que ella contestó sin dudarlo "Si, quiero casarme con vos”.  Con una sonrisa gigante, Sandra admite que en el futuro, se ve formando su propia familia con su pareja e hijos.