jueves, 25 de agosto de 2016
09:00
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Su vida era un infierno, después de que en un incendio perdiera la forma de la cara. Ahora, tras una intervención quirúrgica, lleva una nueva vida. Su nombre es Patrick Hardison y es ciudadano de Estados Unidos. Era bombero y en el 2001 trató de extinguir las llamas en una vivienda pero éstas le consumieron las orejas, la nariz, el pelo y los labios. Sus ojos eran apenas dos pequeños orificios irregulares.
Toda su fisonomía desapareció y para disimularlo, usaba todo tipo de gorras, sombreros, y gafas. Pero el infierno dejó de vivirlo hace unos meses tras someterse a un trasplante de cara que duró 12 horas y resultó ser exitosa. El donante fue un mecánico de 26 años, David Rodebaugh, que antes de morir se habían inscripto en la lista de donantes.
Ahora, con 42 años, vive su segunda oportunidad. Ya no siente vergüenza de ir a buscar a sus hijos al colegio o de salir a correr.