Japón

Hiroshi Ueda fue quien creó el palito para selfies en 1983

En 1983 hubo alguien que inventó el popular palo extensible que permiten tomar autofotos y ese fue Hiroshi Ueda, un japonés que llegó hasta a patentar su invento aunque luego expiró.
martes, 28 de abril de 2015 08:00
martes, 28 de abril de 2015 08:00

La selfie es una forma de tomar fotos muy actuales. Sin embargo hubo alguien que la pensó hace décadas atrás e incluso inventó aplicaciones para usar con las cámaras de fotos de aquel entonces. Entre éstas, creó el famoso palito para sacar fotos a distancia sin la participación de un tercero.

Así es. Aunque parezca increíble ya en 1983 hubo alguien que inventó el popular palo extensible que permiten tomar autofotos y ese fue Hiroshi Ueda, un japonés que llegó hasta a patentar su invento aunque luego expiró.

Según publicó diario Clarín, el palo fue considerado un chindogu, como los nipones denominan a los curiosos y estrafalarios inventos sin utilidad alguna. Por aquel entonces Hiroshi Ueda era un entusiasta de la fotografía y ex empleado de Minolta, estuvo adelantada para su época.

"Mi idea fue prematura para el mercado de entonces. Tengo como 300 patentes, pero a esta la denomino el invento de las 3 de la mañana, llegó demasiado temprano", señala Ueda en una entrevista de la BBC. La idea del japonés comenzó en unas vacaciones con su esposa en Francia, cuando un chico al que le pidió que le tomara un retrato le robó la cámara.

Al principio, la idea de realizar una autofoto con un bastón no tuvo apoyo, pero el inventor logró convencer a la compañía. Su salida al mercado de la mano de Minolta no tuvo la recepción que ahora tienen los selfie sticks, pero eso no impidió que Ueda siguiera registrando sus vacaciones con su creación.

Estaba tan convencido de su invento que la registró en la oficina de patentes de Estados Unidos ese mismo año. Su vigencia expiró en 2003, cuando todavía no había salido al mercado toda la nueva generación de teléfonos inteligentes que inició el furor por las autofotos.

Su uso se tornó un riesgo para los museos europeos, que prohibieron el uso del brazo extensible para evitar un potencial daño a las obras de arte.

 

Fuente: Clarín

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