Educación

El proyecto sanjuanino para revolucionar la enseñanza en los jardines llegó hasta Holanda

Se trata del "Proyecto Pigmalión", diseñado por el Ingeniero Pablo Montemurro, quien ganó un premio de la fundación Ana Frank y viajó hasta el viejo continente para difundir su idea entre embajadores y educadores.
domingo, 23 de julio de 2017 20:03
domingo, 23 de julio de 2017 20:03
Pablo Montemurro es un joven sanjuanino, recientemente recibido de ingeniero, que decidió tomar otro rumbo, y ayudar a los niños a conectarse con las emociones de los demás y a aprender a superar sus propios problemas. Así nació el "Proyecto Pigmalión", que tras ser probado en una salita de nivel inicial de la provincia ganó un premio de la Fundación Ana Frank y esta semana fue expuesto en Holanda. 

"Durante una semana recorremos Amsterdam descubriendo todo lo relacionado con los derechos humanos y la discriminación. Estamos teniendo charlas con distintas personas relacionadas al Holocausto como Albert Gomes de Mesquita quien fue compañero de escuela de Ana Frank, y otras personalidades que estuvieron escondidas o formaron parte de la resistencia", contó Pablo a Diario La Provincia desde el otro lado del Océano.
 
 


No fue el único que emprendió el viaje, sino que lo acompañaron otros ganadores del concurso y funcionarios. "La delegación argentina también está conformada por los guías del museo Ana Frank en Argentina, docentes, funcionarios del Ministerio de Educación de Buenos Aires, y por algunos alumnos que se interesaron por el viaje y lo pagaron de su bolsillo", agregó. 
 
 


Presenté mi proyecto ante el embajador de derechos humanos de Holanda, el embajador argentino en Holanda, el director de la Casa de Ana Frank que es una persona increíble, y distintos embajadores, funcionarios, docentes y alumnos.

Parte de esta experiencia era el exponer su proyecto ante un gran público. "La experiencia fue sumamente satisfactoria. No me imaginé tal devolución de la gente. Primero en la atención que me prestaron cuando yo hablaba, me sentí muy tranquilo. Cuando salí tanto el director de derechos humanos como el director, un montón de personas importantes se acercaron para felicitarme y me dijeron que siguiera con lo que estaba haciendo. Esto me confirma que lo que estoy haciendo está bien", aseguró.
 
 
 

"Otra cosa que me llevo del viaje es la gente que conocí acá, que vino en esta delegación, que está sumamente comprometida con la educación y las mejoras. Confirmé que la buena gente se termina encontrando siempre", reconoció Montemurro.

Sobre el proyecto
"Pigmaleón era un escultor de Grecia que realiza la escultura de una bella mujer y se enamora de ella. Fue tal el deseo de él que Afrodita la termina convirtiendo en una mujer real. En la educación, el efecto Pigmaleón dice que las altas expectativas depositadas sobre una persona hacen que de su máximo potencial. Se ha llegado a la conclusión de que el rendimiento escolar no tiene una relación directa con el coeficiente intelectual, sino que tiene que ver con el entorno del chico. Esto quiere decir que las altas expectativas de los profesores, del padre y de sus compañeros hacen que el chico de su máximo potencial", contó el joven.

"El objetivo es la consolidación de la resiliencia en el nivel inicial a través del fortalecimiento de habilidades sociales, trabajando fundamentalmente la autoestima y la empatía. Es un efecto piramidal, porque la empatía produce que los chicos tengan mayores habilidades sociales, y puedan generar un entorno cercano mucho más fuerte. A su vez, se ha demostrado que las personas que tienen un entorno social más fuerte, al momento de tener una dificultad, son más capaces de superarla. Eso es la resiliencia".

La metodología
El eje del trabajo es la narración. "Durante un mes se lee una bibliografía especial, determinada por psicopedagogas y las seños de la institución, y que tienen que ver con la autoestima. Pueden ser fábulas o cuentos. Después los chicos eligen la narración que más les gustó.  El cerebro procesa las experiencias literarias como experiencias reales. El cuento le permite al chico, comprender sus emociones y las de los demás y aprenden a resolver situaciones de la vida cotidiana, tomando como ejemplo a sus personajes del cuento".
 
La idea es realizar diferentes actividades basadas en los protagonistas de la historia. "Se trabaja en un taller con abuelos y abuelas cuentacuentos, porque este intercambio permite que ellos se sientan revalorizados como el sabio, y a su vez para que los chicos valoren que en cada arruga hay una historia. Después se hace un taller de títeres, es decir que los personajes cobran vida, y les pueden responder todas las dudas que se generaron en la narración. Hay muchos chicos que son tímidos y que les cuesta comunicarse con un adulto pero no les cuesta con los títeres".
 
Posteriormente se sigue trabajando incluyendo otra rama del arte. "La misma historia se trabaja en un taller con dibujos o plastilina en el que tienen que hacer a su personaje favorito de la historia. La idea es que a través del arte saquen las emociones que tienen adentro. Después cada uno tiene que regalar su obra a alguna persona que esté triste. Eso va generando en ellos esa capacidad de cooperar, normalmente la poseen desde que son chicos pero hay que estimularla".
 
Finalmente, se sigue incentivando el aspecto lúdico. "Los chicos tienen que jugar para aprender. Por eso hacemos una búsqueda de tesoro en la que cada pista está relacionada con los talleres anteriores y de esa manera se ve cuánto se ha logrado influir en ellos. El grupo ganador obtiene una imagen, pero es solo una parte y para poder verla completa, necesita de la imagen de los otros grupos. Es para que aprendan que si bien hay mucha competitividad en el mundo, la sociedad no puede avanzar si cada uno no hace su parte. Ellos van internalizando esos conceptos. Lo último es un taller de cometas, que simboliza este regalo que le hacen los padres a los hijos de darles raíces (en donde sentirse apoyados), y alas (con la posibilidad de volar alto para encontrar su camino)".

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